En el maltrato Infantil, generalmente los agresores suelen ser personas con una fuerte falta de empátia, sin capacidad para poder ponerse en el lugar de las victimas. Incluso creen realmente  que lo que hacen esta bien y es justo acosar a sus victimas porque se lo merecen.

Suelen ser los típicos matones de clase, que aunque no tienen la aprobación de todos sus compañeros, términan por imponerles a los demás su criterio. En numerosas ocasiones estos chicos tienen una relación bastante traumática con sus padres, o han vivido situaciones familiares similares a las que luego llegan a ejercer sobre sus propios compañeros.

Las victimas, por el contrario suelen ser mucho mas difíciles de precisar, aunque suelen ser niños tímidos, con poca capacidad comunicativa que casi siempre han sido sobreprotegidos y aun no saben desenvolverse socialmente con facilidad. Esta situación los pone en un marco de vulnerabilidad perfecto para sus agresores.

Seria muy importante destacar la participación que tienen tanto los adultos como los compañeros pasivos de las agresiones, con su indiferencia hacia lo que esta ocurriendo. Muchos niños eligen callar o ignorar los ataques que sufren sus otros compañeros por diversas razones, permitiendo que esto continue sucediendo.

Los padres de los jóvenes, al considerar que lo que viven sus hijos es algo natural pueden terminar siendo tan culpables como los propios agresores, dejando que sus hijos sean victimas o agresores sin tratarlo con la importancia que esto realmente merece.

Algunas fuentes médicas afirman que el acoso escolar, cuando es persistente y con una larga duración puede causar problemas a corto plazo como: pánico, tristeza profunda, inseguridad y una fuerte disminución de la autoestima. Pero también puede llegar a tener repercusión en la etapa adulta, afectando a las relaciones sociales de las personas y la confianza en si mismos.

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